INTRODUCCIÓN
En noviembre de 1918 se reanimó unos de los tantos momentos de crisis
diplomática que aún no logran desaparecer en el horizonte de las relaciones chilenoperuanas.
Las malogradas declaraciones de un diputado “popular”, el irresoluto problema
de Tacna y Arica y los rumores de agresiones en uno y otro lado de la frontera, dieron
inicio a una delicada situación que no se opacaría –con momentos de tensión y distensiónsino hasta 1922.
Aquí y allá la cotidianeidad fue interrumpida por cientos de mítines y manifestaciones nacionalistas. Sin embargo, aquí y allá también, la respuesta no fue uniforme e importantes sectores declararon su descontento contra el llamado de la “patria en peligro”. Tanto por el revuelo público causado como por la rigidez e insistencia de sus posturas, la “disidencia” se cobijó principalmente entre el movimiento obrero. Esto último es de vital interés puesto que el conflicto con el Perú se desató en el crepúsculo de la fase histórica identificada usualmente como la “cuestión social”. Una etapa definida por la crítica de los trabajadores contra la pauperización de la vida, el sistema económico, el
Estado: contra la patria.
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